EL JUEGO
Con el juego los niños
aprenden a cooperar, a compartir, a conectar con los otros, a preocuparse por
los sentimientos de los demás y a trabajar para superarse progresivamente.
El juego
libre consiste en que los niños jueguen con su cuerpo, manipulen objetos y puedan
moverse por su propio instinto. Ellos mismos deciden como, qué y con quién
quieren jugar eligiendo las reglas y materiales que van a utilizar. Permite al
educador saber cómo es el niño y fomentar los valores de igualdad e
integración.
El juego orientado es aquel en el que el educador interviene de manera puntual intentando
no ser el protagonista ni el director pero si sugiriendo nuevas posibilidades a
la elección de los niños. El alumnado se siente más cercano al maestro y se
establecen vínculos afectivos entre ellos.
El juego
dirigido es donde el niño debe someterse a unas normas establecidas por el
educador/ quien decide la duración, la ubicación, la estructura del grupo, etc..
En mi opinión pienso que todos son importantes ya que todos tienen sus ventajas y desventajas
y se podrían utilizar dependiendo del momento y contexto en el que se den, pero
si tuviera que elegir uno, elegiría el juego orientado porque le damos la
libertad al niño de expresarse libremente pero sin dejar que el educador pueda
intervenir algunas veces para orientarles y proponerles actividades respetando
el modo de juego que hayan elegido.
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